















Entrevistas

Georges Belinga: “Había que poner en valor el potencial de las personas y ahí surge 'KOOP'”
"Y este es el brillante caso de alguien que he sacado de las calles, le he enseñado el castellano y le he formado", bromea Georges al aparecer y encontrar a su socio manteniendo una conversación acalorada sobre el estigma que hay hacia los subsaharianos en el barrio de San Francisco. "Sí, pero ahora tú te estás quedando calvo y yo todavía conservo mi pelo", replica Betto Snay. "Eso es de tanto pensar", añade entre risas.
Como a Betto Snay, Georges Belinga, busca dar oportunidades a todos aquellos subsaharianos residentes en San Francisco que quieran implicarse en su proyecto Koop SF34, una agrupación de microempresas que lucha por la integración de este grupo y que persigue dar un futuro mejor a todos aquellos que se animen a participar. Nacido en Barakaldo, de padre camerunés y madre vasca, Georges, se graduó en Empresariales por la Universidad del País Vasco y desde entonces está centrado en crear relaciones comerciales y a la vez solidarias entre el País Vasco y África.

Alain MATEOS y Alba PÉREZ
Georges Belinga en su lugar de trabajo. Alba Pérez
Interior de la tienda de segunda mano de Georges. Alba Pérez
Ya en el despacho de Belinga comienza la entrevista. Cuatro paredes cubiertas de césped y palos de golf alojan nuestras voces. Empieza el juego.
¿Qué es Koop SF34 y cómo surgió?
El proyecto empezó porque mis padres tenían varias tiendas de productos del hogar y decidimos que con todo lo que se recogiera haríamos una tienda de segunda mano en San Francisco, que es un barrio que puede necesitarlo. comencé con mi socio Betto, que también es de Angola. Conocíamos bien el lugar y abrimos la tienda. Y ese fue el principio para empezar a conocer la realidad del barrio. Aquí, desde el 'observatorio', que es como lo llamamos (dice entre risas), empezamos a ver lo que es el espectro de todo San Francisco y la pregunta que nos surgió fue: ¿qué pasa con la gente aquí? Empezamos a escuchar sobre el RGI (Renta de Garantía de Ingresos), que no es exactamente lo que se dice por ahí, ya que el perfil de receptor del RGI coincide con mujer autóctona de más de 40 años y fue cuando comenzamos a ver las carencias de la gente: la falta de oportunidades, el alto paro, las formaciones obsoletas que no sirven para nada... Empezamos a darnos cuenta de que había que poner en valor el potencial de las personas y a partir de ahí es de donde surge 'Kops', un vivero de microempresas sociales de origen subsahariano.
¿Y por qué la población subsahariana?
Pues porque creímos que era el grupo que más difícil lo tenía. Primero porque está muy atomizado, desde fuera la gente ve a un negro y piensa que un negro es un negro y que todos somos familia, pero al final, un senegalés es diferente que un nigeriano y que un camerunés y que no nos juntamos, somos personas diferentes. Esto unido a la estigmatización que se tiene hacia el color de la piel, aunque la gente no quiera hablar de racismo, el racismo existe y es presente. Por eso no enlazamos con el norte de África, porque desdibujaría todo, porque hay más marroquís que todo el resto de nacionalidades juntas. Entonces no entendemos que la asociación marroquí pueda entrar dentro de algo que es mucho más pequeño que ellos. Es una mera cuestión de peso.
Y sin ningún respaldo económico ¿qué fue lo que te impulsó a comenzar el proyecto?
Pues se pasa mal, se pasa muy mal. Una de las cosas con la que intentamos luchar nosotros es en contra de la estigmación del inmigrante como perceptor de ayudas y en esa lucha, lo que hemos intentado siempre es no optar por ninguna subvención pública, pero es muy difícil. En este barrio hay mucho miedo de fuera para entrar adentro y quizá en el futuro debamos tirar esa barrera de no querer recibir ningún tipo de subvención y abrirnos a aquellas que no nos hagan perpetuamente dependientes. Buscar la autofinanciación como siempre unida a un pequeño empujón, que de momento estamos recibiendo de manera institucional estrechando lazos con la administración para poder recibir cualquier tipo de impulso.
¿Dentro del co-working, os centráis en algunos proyectos en especial o tratáis a todos por igual?
Dependiendo de la época del año unos cobran más fuerza y otros menos. En los primeros pasos que dimos, el que más salidas tuvo fue 'Afrodance' porque bailábamos con el Bilbao Basket en Miribilla y ese fue nuestro buque insignia. Más tarde empezó 'Sildofaya' que organizaron un par de festivales donde acudieron unas mil personas. Más tarde llegó 'Hardi fit' que fue quizá lo que más empuje tuvo, hacer deporte con un judoka. Y ahora mismo nuestro motor es 'Africanice Commerce' que intenta estrechar lazos entre Euskadi y África para la exportación y la inversión extranjera directa y un intercambio.
'Africanice Commerce', tengo entendido que es tu empresa, ¿Por qué te interesa tanto el comercio con África?
A mi siempre me ha interesado el comercio con África, parte de mi familia viven allí y eso me ha hecho ser consciente de lo que se necesita allí y de lo que se tira aquí. Para mi es una manera de estrechar lazos que me pueda permitir vivir donde quiero vivir, me gustaría vivir entre Euskadi y Camerún y el hecho de hacer comercio internacional es una cosa que me lo puede facilitar, tanto a mi, como a muchos extranjeros. Y cuándo hablábamos de intentar captar el talento, creemos que una de las fuentes de talento fundamentales es el origen diverso. Al tener dos orígenes es más fácil establecer esas relaciones entre uno y otro lugar que pueden resultar beneficiosas para ambos. Y como yo, hay muchas otras personas, que tenemos la misma perspectiva. Aquí las empresas quieren exportar, allí se quiere importar. Lo que pasa es que aquí desconocemos África y allí de desconoce qué es el País Vasco. Dentro de ese contexto, hace una semana que estuvimos en Camerún y allí nos reunimos con el Primer Ministro y eso fue un éxito del proyecto, por eso digo que ahora mismo este es el proyecto que más importancia cobra.

Interior de la tienda de segunda mano de Georges. Alba Pérez

¿Qué se puede hacer para romper el desconocimiento?
El año que viene haremos un Congreso internacional de ´Africanice Commerce´ donde las empresas puedan ver, escuchar y recibir garantías de las empresas vascas. El hecho de contar con gente que conoce ambos lados, ayuda.
¿El proyecto se va a ampliar?
A día de hoy miramos Euskadi-África. El proyecto se basa en una generación de energía off grid, fuera de red. Quiere decir que vamos a hacer paneles solares para áreas remotas o de las afueras de las ciudades, que ayuden a dar energía a un espacio o incluso crear una pequeña industria ligada a esa energía. La idea es utilizar esa energía para evitar la pérdida tan grande de alimentos que se produce en África al no tener ningún método de conservación o transformación de los alimentos. Es una medida que debe tomar Euskadi para invertir en África. Tenemos la intención de empezar tres proyectos pilotos, en Camerún, Senegal y Malí y a partir de ahí extendernos.
Sabemos que para los vascos no eres del todo vasco y para los africanos no eres tampoco uno de ellos. ¿Cómo te sientes ante este hecho?
(Sonríe al oír la pregunta). Gracias a las redes sociales conoces a gente de otros sitios que tienen el mismo sentimiento que tú. Cuando era pequeño sentía un desarraigo total, me miraban con extrañeza simplemente por ser de otro color o tener el pelo que tengo. Aunque el sentimiento racista llegó cuando era un poco más mayor y la población empezó a sentir que ya no cabíamos todos. Luego cuando vas a Camerún, piensas que vas a ser aceptado y resulta que para ellos eres europeo y extranjero. Es la realidad en la que tenemos que vivir. En mi último viaje me di cuenta de que tener dos orígenes te hace saber sobre dos culturas y a nivel empresarial una fusión de ambas te puede dar muchos beneficios.
San Francisco es un barrio multicultural, ¿de verdad existe una integración por parte de las comunidades?
Te responderé con una anécdota, el otro día en una reunión de 90 personas solo estábamos, que no fuéramos de Bilbao, una gitana y yo. La gente no sale a interactuar en estas asambleas, quizá habría que hacerlo en bares. Yo no busco integrarme en la cultura vasca, creo que es la cultura vasca quién debe adaptarse a la inmigración. En resumen, veo que muchos grupos conviven pero no se integran entre sí.
Expositor colocado en la entrada de la tienda. Alba Pérez
En este ambiente de diferenciación entre culturas, Georges se despide. Las puertas del 'Boulevard de los sueños cumplidos' quedan cerradas por hoy, pero abiertas a cualquier subsahariano de Bilbao que se anime a tirarse a la piscina, incluso sin garantías de que la piscina esté llena.